sábado, 3 de mayo de 2008

Ese día

Un guerrero en una noche oscura,
sintió que la vida se escapaba lentamente
por los poros de su piel,
y con ella la fuerza del combate.

Una parte suya, la más densa,
buscaba escapar en sueños
hacía un lejano lugar.

Pero no era un día cualquiera
y profundamente sabía que no podía desistir.

Pensaba en sus compañeros
que luchaban a su lado sin dudar,
y en sus ancestros que pelearon
para que él pudiera estar en donde está.

Pero sobre todas las cosas,
pensaba en sus nuevos compañeros,
aquellos que pelearán a su lado,
e incluso en los que mucho después
seguirán luchando cuando él no esté.

Las últimas dudas lo asaltaron de repente
y por un instante,
tan potente como breve
quiso dejar su espada.

Mas el Sol no deja de brillar
aunque se oculte por las noches
sigue su batalla en los mundos subterráneos
y renace con un nuevo amanecer.

Las estrellas de la noche
fueron voces de lo eterno,
un clarín tan potente como el viento
tocó el llamado a la batalla.

Un ejército se formaba a su lado,
miraban sin miedo en la misma dirección.

Y entonces todos, uno,
comenzaron el combate.

A partir de entonces, cuentan, nada lo pudo detener.

2 comentarios:

Alejandro Vargas dijo...

Vaya, es como un himno. Bueno!

Anónimo dijo...

wow..
felicidades Javier...

seguiremos luchando juntos =)

chao