viernes, 21 de julio de 2006

Rosa

Su mirada de rosas se detuvo en mi. El despejado cielo reflejaba un rosa perfecto y nubes casi invisibles de terciopelo invitaban al suspiro. Con un suave tono me dijio palabras bellas , rosó mis manos y nos unimos a un solo paso.

Siempre he sido un hombre calculador, pero ese día, cada momento era la consecuencia tan solo del anterior, y el siguiente instante era un misterio que en otras circunstancias hubiera resultado abrumador.

Recuerdo haber bailado bajo el tono rosado de las estrellas que miraban desde el firmamento, cortamos rosas frescas, tomamos nieve de fresas y comimos golosinas del mismo color. Cuando el cielo se torno oscuro, supe que amencía, nuestros ojos se fundieron en un beso de despedida y con la brisa matutina, ligera como petalo de rosas, se marchó.

Abro los ojos que nunca cerré y miro por última vez la habitación, tan blanca como la luz misma, tan triste como el adios. Ahora se que no fue un sueño, es tan solo la muerte que no es negra ni gris, cuando te visite como a mi, sabrás que es rosa como el amor.

Y muero.

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