Es más fácil y cómodo, sufrir y sentirte culpable por todo aquello que has decidido olvidar, por todos los compromisos rotos y las promesas pendientes.
Pero, ¿Te has dado cuenta de que caminas?
No te pierdas la experiencia de conquistarte a ti mismo y deja de lado el dolor y la lástima. Nunca te han ayudado a conseguir nada, ve y busca a tus aliados y cambia la estrategia.
Si quieres algo, pienso en lo que necesitas para lograrlo y ponte en marcha, lo que ya no hiciste grábalo en tu memoria y sigue adelante.
Es ocioso seguir con los mismos problemas un días tras otro, y no en engañes esperando el día perfecto o una vida sin desgracias y calamidades.
En la adversidad es donde se forjan las voluntades.
¿Que no te gusta lo que tienes?
Existen dos opciones, dejarte vencer y llorar cobardemente o levantar la cara al cielo, tomar de la mano al dolo y mirar de frente a la muerte.
Los caminos se abren cuando desaparece el miedo.
Cambia de rumbo o manténte firme sobre tus pasos, pero no te fastidies por hacer aquello que has decidido.
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