lunes, 15 de septiembre de 2008

A tiempo

Me pregunto si aún estamos a tiempo, de volver sobre nuestros pasos y construir, de manera conjunta lo que siempre hemos anhelado.

¿Seremos capaces de volver hasta la raiz de nuestra humanidad y entender que no es a partir de la violencia, el egoismo o la avaricia que alcanzaremos lo que anhelamos?

Cuando nos demos cuenta que todos buscamos lo mismo, pero que si lo queremos conseguir de manera aislada e individual, solo nos quedaremos con una diminuta parte de ello.

¿Estaremos aun a tiempo para hacerlo?

A veces me pregunto si la bondad, generosidad y templanza no son instrumentos a los que se les escapa la solución de los problemas actuales, quizas sea tiempo de dejar las armas y dejarse llevar por la corriente, que, aunque contraria a nuestros sueños, lleva en su caudal la fuerza irrevertible del destino.

Siento, que el dolor acumulado es tal, que de sentirlo todo en un instante, implosiones brillantes llenarían el firmamento de tristeza. 

¿Es que no nos damos cuenta que las cosas no son como quisieramos y que nos hemos engañado con falsos avances que tan solo producen destrucción?

Cuando el aire se impregna de mentira y corrupción, no hace falta salir a la calle para sentir el miedo que vibra en los corazones del hombre, en cada rincón, en su acompañada soledad resuena la tristeza callada de la impotencia, se ahoga el grito del ya basta con el amargo sabor de la resignación.

Cada uno de nosotros lleva dentro la semilla del cambio, pero cuando el suelo se vuelve demasiado árido, las grietas del desierto se tragan nuestras esperanzas.

Hoy sentía la necesidad de preguntar en letras: ¿No habremos llegado demasiado tarde?

Pero incluso ahora, cuando todas las luces parecen apagarse y el implacable torrente de maldad crece en los corazones, creo que un tenemos el deber de creer que otra realidad es posible.

Tan solo con actos imposibles que alcancen el infinito de lo irracional, podremos combatir contra la locura exponencial en la que nos hemos sumergido.

Y aunque la muerte nos alcanze en el intento, actuemos como si ya lo hubiesemos conseguido y quiza entonces podamos sentir que valio la pena arrebarle al aire su fragancia 16 veces por minuto.

1 comentario:

Bern art. dijo...

A tiempo hemos llegado para que no se incline la balanza hacia la oscuridad total, a tiempo hemos llegado para hacer lo nuestro, para buscar un mejor lugar, porque siempre alguien ha llegado a tiempo para jalar la cuerda de éste lado. Porque siempre estará esa lucha en el mundo, entre la gente, dentro de nosotros mismos y mientras vivamos nunca perderemos... pero tampoco saldremos por completo victoriosos.

Me gustó! Que sirva de recordatorio para que no sean solo letras muertas.

(oye javis, respirar tantas veces en un segundo está bien cabrón no crees??)