miércoles, 2 de mayo de 2012

Hablar no es comunicar


Hablar no es comunicar porque las palabras pueden confundir sin decir nada, porque pueden existir mil razones para hablar que no sean las de establecer un vínculo de comunicación con alguien más.

Porque hablando pueden tejerse telarañas que enredan y atrapan las ideas. Hoy está de moda hablar, pareciera que entre más palabras se pronuncien, más se comunica, pero si las palabras van perdiendo su significado, se convierten en cáscaras vacías que ya no contienen esencia alguna y se genera solamente ruido.

Es muy fácil hablar y prometer, pero se no siempre existe el vínculo entre palabra y acción, podemos llegar a creer que no tienen vínculo alguno. Entonces las palabras pueden convertirse en armas letales, veneno y destrucción, pero pueden ser también caricias, versos o verdades.

Comunicar es generar puentes entre las almas, poder establecer un estrecho invisible entre los corazones y hacer que prevalezca la honestidad, la claridad y la verdad ante la prosperidad o la adversidad. Consiste también en escuchar, en permitir que el silencio se convierta en el receptor de las ideas y sentimientos que bailan al compás del dialogo y van formando melodías que construyen en conjunto el vínculo entre dos o más personas.

Hablando se puede huir o generar una barrera que no nos permite sumergirnos en el silencio comprensivo del que escucha, del que atento recibe para después encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que contiene.

Para poder comunicarnos con los otros requerimos de conocernos, porque no se puede comunicar desde la ignorancia, porque el verdadero arte de la comunicación radica en descubrir las esencias y dejar que se manifiesten a través de nuestro dialogo.

Sigamos entonces buscando la verdad en todo lo que hagamos y eso nos permitirá cada vez comunicarnos con mayor honestidad y nos conducirá a encontrar los medios y los espacios adecuados para convertirnos en instrumentos bien afinados que puedan crear melodías en conjunto con otros.